CHIL.org

chilorg

22/10/15

Australia, nuevo destino de la alimentación española

Sus 23 millones de habitantes tienen, de media, un alto poder adquisitivo; su economía nacional lleva 25 años en continuo crecimiento; su cultura es de las más occidentales de Asia y Oceanía, y para colmo España se ha colado en la lista de sus últimos descubrimientos.

Estas son sólo algunas de las razones por las que Australia se ha convertido en una nueva opción para los productos made in Spain, sobre todo para los de la industria agroalimentaria.

Según explica Juan Millán de la consultora Gedeth Network, especializada en la internacionalización de empresas, a los anteriores motivos se une uno más: el hecho de que los australianos estén muy receptivos a comprar y probar los productos provenientes de Europa, especialmente de España, por la novedad que suponen y por el tirón que todo lo español está teniendo en el gigante del Índico.

Un tirón que a su juicio ha sido, entre otras cosas, promovido por el reconocimiento internacional de nuestros chefs, por la llegada de españoles al país, por la colonización que las constructoras españolas están llevando a cabo en Australia y por el binomio de precio y calidad que caracteriza a muchos de nuestros alimentos y bebidas.

Por éstas u otras razones, lo cierto es que el país más grande de Oceanía en superficie está entre los primeros del mundo en poder de compra y ésa es una oportunidad que la industria alimentaria española no debería dejarse escapar.

De momento, algunas de las empresas productoras de vinos, jamones, quesos, aceites o azafrán, por la vinculación de este producto a la paella, ya se han dado por aludidos. Especialmente algunas de las implantadas en Castilla-La Mancha donde su Instituto de Producto Exterior (IPEX) con su director Fernando Laviña, ha coordinado la asistencia a la última feria -Australian Trade Tasting- de vino, cerveza y sidra celebrada en las ciudades de Sidney y Melbourne.

Una feria de la que Gedeth Network extrae entre otras conclusiones que las ciudades con mayor potencial para nuestra industria son Sidney, Melbourne, Perth y Adelaida.

Si en el caso de Sidney y Melbourne el potencial lo acredita la cantidad de población que reside en cada una de ellas y su gusto por lo internacional, en Perth la principal razón del posible éxito estriba en el poder de compra de sus dos millones de habitantes gracias, entre otras razones, a la industria minera de la zona.

Mientras, Adelaida se antoja como una ciudad clave para nuestra industria por ser una de las más europeizadas del país. Una europeización que hasta ahora se colmaba con lo que llegaba de Francia, Italia y Grecia, y que ahora se amplía con España, por la llegada de turistas australianos a nuestro país.

Ahora bien, pese a todos esos pros, la industria agroalimentaria patria sigue teniendo una barrera que derribar; la que supone el coste de la logística para transportar sus productos desde España hasta Australia.

Una dificultad que según Millán podría encontrar una alternativa en los barcos que vuelven desde nuestro país a China, mucho menos cargados de lo que vienen en el camino contrario. Y así llevarlos desde el gigante asiático al gigante del Índico.

Un gigante que podría abrir a nuestra industria las puertas de otros mercados como Indonesia, con 300 millones de habitantes, o Filipinas donde, por su pasado español, nuestros alimentos y bebidas gozan de muy buena aceptación. Y no sólo en la distribución sino en el canal horeca -bares y restaurantes-.

En un canal o en otro, Millán sostiene que lo más fácil para el exportador nacional será intentar alcanzar las costas australianas de la mano de un partner local. En el caso de la distribución porque ese partner facilitará el posicionamiento del producto en un canal donde dos cadenas -Colles y Woolworth- concentran el 60 por ciento del mercado.

Algo que podría cambiar por la entrada en el país de las cadenas Aldi y Costco y que podría servir de revulsivo para que algunas cadenas de distribución española se animara a llevar su negocio al país, especialmente aquellas que operan en franquicia.

Además de la logística, Millán advierte que otra de las dificultades del mercado australiano es la cantidad de controles de higiene y trazabilidad que el país impone a los exportadores.

La contrapartida positiva a lo anterior reside en que Australia podría doblar su población de aquí al año 2050, incrementando con ello enormemente las posibilidades de negocio que el país va a tener para los exportadores europeos, ávidos de nuevos mercados en los que vender su producción, especialmente por la continuidad del veto ruso y por la más que crónica de una atonía anunciada de la economía china.