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Barcos gallegos salvan la campaña de la anchoa para las conserveras

José Luis Ortiz, presidente de Consesa (Asociación de Fabricantes de Conservas de Cantabria), ya se temía lo peor. En sus pesadillas se veía en marzo del año que viene firmando cartas de despido en su empresa, Codesa, por falta de materia prima para dar trabajo a las 70 personas que tiene en nómina para elaborar una anchoa de alta gama, reconocida a nivel mundial y premiada en Europa por su elaboración artesanal. Como él, otros muchos conserveros que han encumbrado el pelágico a producto gourmet y delicatesen.

Y todo porque esta costera, a pesar de que no marcha mal para los pescadores, no estaba proporcionando la materia prima del calibre por la que rivalizan las empresas cuya apuesta es la calidad. Desde que empezó la temporada hasta ahora se han descargado 14.000 toneladas de anchoa, pero todas de pequeño tamaño, de esas que entran 40 o 50 granos (ejemplares) en un kilo. Y era tanta la cría que entraba, que los productores incluso decidieron elevar a 60 granos lo que se permitía pescar. Esto es, rebajar la talla, aunque siempre por encima del tamaño legal.

Precios

Aunque lo que se ofrece por esa anchoa se mueve entre 1,80, 2,10 o incluso los 0,50 euros de las últimas semanas, el precio compensaba, porque son ejemplares que se encuentran cerca de la costa -y, por tanto, el gasto en combustible es bajo en comparación con otros años en los que había que navegar muchas más millas- y porque, como hay abundancia, fácilmente se reúne el tope de 10.000 toneladas establecido.

Para Marruecos

Por encima, tienen clientes, dado que «los italianos compran pequeño y los marroquíes, muy pequeño», asegura José Luis Ortiz. Así que los desabastecidos son los conserveros españoles, que apenas ha reunido «la mitad de lo que necesita para la próxima temporada, hasta noviembre del 2016».

Aunque la entiende, Ortiz considera que esa «visión cortoplacista» del pescador va a salir cara a la larga, porque considera que tanto extraer anchoa pequeña puede llevar al colapso, como ya ocurrió hace años. Lo niegan desde las cofradías del País Vasco, que subrayan que están pescando por encima de la talla legal y liberan los pezqueñines.

De todos modos, la talla y los precios cayeron tanto, que los productores decidieron no pescar muy metidos en el golfo de Vizcaya y se desplazaron un poco hacia el oeste. No hubo suerte tampoco, así que esta semana regresaron al País Vasco. ¿Todos? No. Tres cerqueros gallegos, el Siempre Galaico, Abra de Aguiño y Porto de Aguiño decidieron quedarse a la altura de Gijón. Y aunque les costó unos lances, y gastar un poco más de gasoil, pues estaba a cuatro millas de la costa, lo cierto es que dieron por fin con la anchoa grande, «de 30 granos el kilo, alguno incluso de 28», dice Ortiz. Descargaron en torno a 700 cajas, cargamento que Ortiz no dejó escapar. Se pagó a 10,40 euros el kilo, frente a los 0,50 al que había caído.

Ni que decir tiene que buena parte de la flota ha puesto rumbo hacia donde están los tres gallegos pescando. «Hay que agradecérselo, si no llega a ser por ellos, esto llevaba muy mal rumbo», dice el presidente de los conserveros cántabros.