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M.ª Paz Ferrer

31/08/15

Biodiversidad, resiliencia y productividad de la agricultura

Durante su participación en el Simposio Fuller organizado por WWF, la doctora Perfecto subrayó que existe una gran variedad de sistemas agrícolas, desde los sistemas intensivos industriales hasta los sistemas agrícolas tradicionales, fundamentalmente gestionados por los agricultores familiares.

Ante este amplio abanico de sistemas, «¿qué sistema o combinación de sistemas aporta las mejores opciones para suministrar los suficientes alimentos necesarios para satisfacer la demanda mundial de comida y, al mismo tiempo, garanticen la conservación de la biodiversidad y las funciones de los ecosistemas?», se pregunta la experta.

Lo que esta pregunta no tiene en cuenta es que la seguridad alimentaria global no está directamente relacionada con la producción mundial de alimentos, sino que esta está determinada por otros numerosos factores. En la actualidad, «estamos produciendo nuestra comida con el fin de satisfacer los requerimientos nutricionales de la población mundial». A este respecto, la experta hizo referencia durante su intervención al artículo The World is Full of Grain, publicado en el diario The Atlantic, en el que se menciona que el International Grains Council estima que las reservas de soja, trigo, cebada y maíz están alcanzado su mayor volumen de los últimos 30 años.

«Actualmente, producimos el 17 % más por persona que hace 30 años y aún así todavía existen en el mundo cerca de 1000 millones de personas desnutridas», llamó la atención la especialista de la Universidad de Michigan. Por lo tanto, «la clave no reside en cuánto más estamos produciendo, sino principalmente en que las personas no tienen acceso a la tierra, a alianzas o a ingresos para comprar comida».

Además, sabemos que un tercio de la producción mundial en serie de alimentos se destina a alimentar a la ganadería y entre un 35 % y un 50 % se desperdicia o desecha. Hoy por hoy «estamos redirigiendo nuestra producción de alimentos para “alimentar” a los coches. Un estudio realizado por la OECD-FAO en 2011 estimaba que el 15 % de la producción mundial de cereales y de aceite vegetal, así como el 30 % de la producción de azúcar de caña será para fabricar biocombustibles. A esto hay que añadir que el Banco Mundial atribuyó la subida de los precios de los alimentos registrada en 2008 a la incremento de la producción de cereales destinada a biocombustibles», continuó Perfecto.

«Las subidas y fluctuaciones de los precios de los alimentos también se han atribuido a la especulación en algunas materias primas alimentarias. En cinco años, por ejemplo, la especulación financiera de las materias primas alimentarias pasó de los 65 000 millones de dólares en 2006 a los 126 000 M$ en 2011».

«Más pertinente en cuanto al tema de la biodiversidad es la preocupación creciente en torno a un concepto que se conoce como acaparamiento de tierras (land grabbing, por su término en inglés). Inversores internacionales están alquilando o adquiriendo cada vez un mayor número de hectáreas de tierras agrícolas en África, Asia y Latinoamérica para destinarlas a la producción de alimentos y combustibles, principalmente en monocultivos».

«Lo importante es que el sistema industrial de producción de alimentos mundial no está destinado a alimentar a las personas. Según un estudio de ETC basado en datos de la FAO, aproximadamente el 70 % de la comida que consumimos proviene de los pequeños propietarios agrícolas. En el caso de Brasil, por ejemplo, se prevé que los pequeños propietarios que utilizan el 15 % de la tierra son responsables de cerca del 70 % de la comida que las personas ingieren en el país latinoamericano».

Afortunadamente, muchos de estos pequeños agricultores están empleando sistemas de cultivos diversificados que contribuyen a conservar la biodiversidad. Además, este sector tiene un enorme potencial para aumentar más la productividad con métodos agroecológicos». «Un meta-análisis que publicamos en 2007 que contenía alrededor de 300 estudios sobre sistemas de producción agroecológica convencionales concluyó que en los países en desarrollo la producción de alimentos en términos de kilocalorías por persona y día puede aumentar más de un 57 % desde los niveles actuales mediante la producción agrícola orgánica».

«El problema estriba el paradigma de que hasta ahora ha predominado una línea de pensamiento que defendía que la relación entre la agricultura y la conservación de la diversidad biológica ha sido esta:» Y aunque es cierto que en el extremo marcado con una flecha a la izquierda que señala un imagen en la que aparecen unos animales logramos los mejores niveles de conservación de la biodiversidad y en el extremo marcado con una flecha a la derecha se logran los menores niveles de conservación de la diversidad biológica, «no es cierto que dicha relación tenga siempre esa forma», puntualiza Perfecto. De hecho, podría adoptar otras formas distintas.

«Es nuestro reto como biólogos conservacionistas y agroecólogos desarrollar sistemas que permitan lograr que la curva que muestra la relación entre agricultura y conservación de la biodiversidad siga la dirección adecuada», hizo hincapié la doctora.

Si quieres conocer más detalles de la interesantísima presentación de la profesora Ivette Perfecto, en la que explica que la biodiversidad y el rendimiento no siempre están relacionados negativamente y aporta datos al respecto, aquí te dejamos el vídeo de la ponencia original compartido por WWF.

https://www.youtube.com/watch?v=2Gob5xvxHhQ