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Bocadillo de chorizo con pan duro

Por lo que observo en mi entorno, resulta bastante habitual entre los críos que van a merendar comerse el chorizo y dejar el pan, o tirarlo a cualquier papelera o a la primera esquina que pillen. Mi hijo Martín, que en esto de la merienda es monocultivo del chorizo, al menos, lo hace y como él otros muchos, por lo que somos muchos los padres quienes peleamos para que el dichoso crio se coma el bocadillo en su totalidad y no sólo, lo que en principio es, la parte más jugosa.

En la vida ocurre como con el bocadillo y solemos tener que afrontar y asumir que en nuestro día a día hay tareas, personas, entornos y realidades que aúnan tanto aspectos jugosos y agradables al mismo tiempo que otras partes no tan atractivas. Como decían antes los curas cuando te acercabas al altar, “a las duras y a las maduras”.

En el sector agroalimentario y más concretamente, en el sector de la restauración o de la hostelería también ocurre algo similar cuando determinados establecimientos o subsectores de la restauración buscan el amparo y respaldo de la administración para impulsar sus negocios, por supuesto tradicionales y autóctonos donde los haya, pero una vez tienen el “chorizo” en sus manos son incapaces, a semejanza de los niños con el pan, de hacer suyos los compromisos que se pretenden fomentar con dichos programas, osea, comerse el pan.

Me viene a la cabeza cómo en septiembre del año pasado se difundió en prensa la campaña de “Menús Eusko Label” en unas cuantas sidrerías con el fin de que en dichos lagares se pudieran degustar, además de la sidra autóctona, un amplio surtido de alimentos autóctonos certificados por la marca pública KALITATEA. Como se imaginarán, salvo la excepción que haberla hayla, la campaña publicitaria quedó en eso, en publicidad y en un anuncio más sufragado con fondos públicos pero de escasa o nula eficacia en lo que a diversificación se refería.

Que si la época del txotx es complicada, que si hay poco producto autóctono certificado por KALITATEA, que si el margen se estrecha con esos productos algo más caros que los habituales, …. la cuestión es que tanto las sidrerías teóricamente implicadas como la inmensa mayoría de las sidrerías son bastante ajenas a la realidad productiva agroalimentaria del país ( y que conste que me estoy refiriendo al País Vasco y no a Centroeuropa, Asturias, Zamora o sursuncorda). Anualmente, en vísperas del inicio de temporada, se aborda la cuestión, se oyen palabras bonitas pero... los resultados no llegan y nuevamente, quedan como tarea pendiente para la próxima temporada.

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