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Marta García

11/01/15

Coplaca forma a sus agricultores para disminuir la huella de carbono de los cultivos de exportación

El sector agrícola es responsable en España aproximadamente de un 10% de las emisiones de GEI. La mayor parte de esas emisiones las provoca la ganadería, especialmente el ganado vacuno que por el proceso de fermentación de los alimentos genera emisiones de metano. Esta es una de las razones por las que una dieta baja en carne, especialmente de vacuno, favorece la lucha contra el cambio climático.

Las emisiones de la agricultura provienen de dos factores: el transporte y la fertilización. Sobre el primero tienen poco margen de actuación los agricultores, y en todo caso para las exportaciones canarias a Europa, que son en barco, son reducidas ya que el transporte marítimo es de los que ofrecen un mejor rendimiento respecto a las emisiones de GEI.

Es en el propio cultivo y el empaquetado donde puede haber mejoras. En el campo, es el uso de los fertilizantes el factor crítico, especialmente los abonos nitrogenados. Este tipo de fertilizantes son la base de la actual agricultura industrial de exportación.

En unas jornadas técnicas organizada por Coplaca, la ingeniera agrónoma Ana Piedra apuntó a que un mejor uso de los abonos nitrogenados puede producir una importante disminución de las emisiones de GEI del campo canario. En opinión de esta técnico, muchas explotaciones pueden estar sobre fertilizando sus cultivos, al no tener en cuenta otras fuentes de nitrógeno, como la aportada por el agua de riego, los restos de cultivos o los abonos naturales tipo estiércoles o compost. En esta línea, esta técnico destacó la importancia de disponer de compost local, ya que el que se trae del exterior tiene una importante huella de carbono por el transporte.

Otra fórmula para disminuir las emisiones de GEI en los cultivos es el uso de riego por goteo, ya que provoca menos pérdidas de abonos nitrogenados que se convierten en emisiones. Y estas emisiones son de dióxido nitroso, con un poder de efecto invernadero 300 veces superior al del CO2. Los cálculos sobre las emisiones provenientes de abonos nitrogenados indican que se produce una emisión de alrededor de 15 gramos de óxido nitros por cada kilo de abono (si lo trasladamos a CO2 equivalente estamos hablando de unos 4 kilos de éste gas por cada kilo de abono nitrogenado incorporado a los cultivos en la fertirrigación).

Por supuesto, un riego más eficiente y un mejor uso de los abonos son además factores que mejoran la rentabilidad de las explotaciones agrícolas. Es otro ejemplo más de que la sostenibilidad no sólo es necesario para evitar una crisis ambiental, sino que a la larga resulta más rentable.