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Marta García

07/10/13

Descubierta una nueva especie de planta en el Mediterráneo oriental

Los investigadores del Área de Botánica de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) Santiago Martín Bravo y Pedro Jiménez Mejías han publicado recientemente un artículo en la revista especializada Annales Botanici Fennici en el que describen una nueva especie de planta con flores, Reseda minoica. Esta nueva especie recibe el nombre de la antigua civilicación minoica del Mediterráneo oriental, cuya influencia cultural se expandió por las zonas donde esta planta habita: Creta, Chipre y el sur de Turquía.

“Esta especie pertenece al género Reseda de la familia Resedáceas, próxima a las crucíferas -que incluye plantas tan conocidas como la col, la mostaza y el rábano- y crece sobre sustratos calizos en formaciones de matorral cercanas a la costa”, señala Santiago Martín Bravo. Esta planta se encuadra en la sección Phyteuma del género Reseda, un grupo de taxonomía compleja formado sobre todo por endemismos de distribución restringida a pequeñas áreas del oeste o del este del Mediterráneo, lugares considerados de importancia crítica en la diversificación de la flora mediterránea.

“Hasta ahora esta planta se había venido confundiendo con especies próximas como R. odorata, R. orientalis y R. balansae”, añade el investigador. Reseda minoica se distingue de estas otras especies por su menor número de estambres, el tamaño de las semillas y el color de los pétalos.

Según Pedro Jiménez Mejías, “la importancia de este hallazgo radica en que Reseda minoica es el ancestro materno de una especie cultivada de origen híbrido, Reseda odorata, utilizada desde la época romana por la fragancia de sus flores y cuya esencia se empleó antiguamente en la industria cosmética. La localización de una de las piezas de su origen (la especie madre), da información de los mecanismos evolutivos que producen especies que luego son útiles para el hombre”.

Además, los científicos consideran que es una planta “por el momento rara”, que podría merecer protección para que no desapareciera. “Si ello ocurriera, perderíamos parte del patrimonio genético vegetal del Mediterráneo, con la consiguiente pérdida que en uso y oportunidad puede suponer para el ser humano”, asegura Jiménez. En cualquier caso, dado que la especie es de reciente descubrimiento, no se descarta que los botánicos de las zonas donde crece la empiecen a buscar y aparezca en más lugares.

Otras dos nuevas especies en África

Estos dos investigadores han participado además, junto con el catedrático de Botánica de la UPO Modesto Luceño, en el hallazgo de otras dos nuevas especies de África pertenecientes al género Carex de la familia de las Ciperáceas -que incluye especies como la chufa o el papiro-. Una de ellas, Carex rainbowii, se ha encontrado en bosques vírgenes de la cordillera de los Drakensbergs, en la región de KwaZulu-Natal, en el este de Sudáfrica. La segunda, Carex modesti, solo se conoce en bordes de arroyo y turberas de una zona muy localizada de las montañas del sur de Tanzania.

La descripción de ambas especies constituye un buen ejemplo de la importante proporción de biodiversidad que aún puede quedar por descubrir, especialmente en zonas remotas del planeta, incluso en grupos de seres vivos a priori bien conocidos como son las plantas con flores.