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09/11/15

El control del Estado Hídrico del Olivo

Después de un invierno seco, una primavera con escasas lluvias y un verano de gran sequía y altas temperaturas, principalmente en el olivar de Jaén, este otoño la situación de sequía generalizada se extenderá durante los próximos meses. La influencia de esta larga etapa es determinante en la producción de la próxima cosecha. A tenor de los crecimientos vegetativos del último año y de la escasa carga que soportó el olivo, cabía esperar una elevada producción para este año (campaña 2015-2016); no obstante, el efecto de la escasez hídrica sobre el cuajado, el desarrollo del fruto y la lipogénesis ha condicionado y está condicionando a la baja las previsiones de producción iniciales.

Para asegurar la maduración de la aceituna y evitar el estrés o sobre-estrés hídrico del olivo resulta fundamental que durante las próximas semanas el olivo mantenga un nivel hídrico y nutricional óptimo. Es primordial, en olivar de regadío, mantener los bulbos húmedos para potenciar la lipogénesis (formación de aceite en las células de las aceitunas) y evitar que la planta sufra un desgaste fisiológico que afecten a tanto a esta como a la próxima cosecha.

Aquellos olivicultores que realizaron riegos de apoyo en los meses de “parada vegetativa invernal” (de enero a marzo) pueden haber garantizado su producción para la presente cosecha, mientras que el resto de plantaciones podrían haber alcanzado en este periodo niveles críticos de humedad que podrían influir negativamente en la actual cosecha.

Estado hídrico del olivar: medición y control

La clave es conocer el estado de estrés hídrico del olivo y realizar seguimientos continuos, sobretodo en periodos de fuerte sequía, que nos permitan valorar la situación y actuar en consecuencia evitando un desgaste indeseable de la planta y sus efectos negativos sobre la producción. Por tanto es recomendable evaluar dos parámetros importantes el NIVEL DE ESTRÉS HÍDRICO que soporta la planta y el NIVEL DE HUMEDAD DEL BULBO HÚMEDO del olivo. Ambos nos informan sobre cuándo y cuánto hay que regar para minimizar los esfuerzos de absorción de agua.

Para valorar el primer parámetro se puede utilizar la Bomba de Scholander, un dispositivo que permite medir el potencial estrés hídrico* de las plantas. Por tanto, podemos evaluar si la estrategia de riego que seguimos es la correcta.

*concepto utilizado en fisiología vegetal que permite explicar la circulación del agua en el interior de la planta.

Así, una hoja unida al tallo se coloca dentro de una cámara sellada y luego se introduce lentamente gas presurizado. A medida que la presión aumenta, llega el punto en el cual la savia sale del xilema y se visualiza en el extremo cortado del tallo.

En cuanto al Nivel de Humedad del Bulbo Húmedo es interesante la instalación de un Sistema de Riego Inteligente.

Este sistema, basado en nanotecnología (sensores de humedad del suelo) y el uso de TIC’s (Big Data y Cloud Computing), conecta los principales parámetros agronómicos del cultivo: Suelo-Clima-Planta con el agricultor a través del cualquier dispositivo móvil: Pc, tablet o móvil y muestra mediante gráficos la evolución de la humedad del bulbo húmedo del árbol entre otras medidas de gran valor agronómico.

Esta herramienta se compone de:

1. Sensores de Humedad Ubicados a diferentes profundidades miden la humedad y temperatura del suelo y el clima. Por una parte determinan el grado de humedad y la dinámica de la humedad del bulbo húmedo, y por otra la evolución de la Tª del suelo que condiciona el comportamiento y evolución de enfermedades que actúan en el suelo como la verticilosis o la fítoftora…. En cuanto al clima, registra la temperatura ambiente, la humedad relativa y por tanto, podemos conocer déficit de presión de vapor del ambiente que afecta directamente al olivo).

2. Datalogger Coordina la lectura de los diferentes sensores y envía por GPRS/GSM los datos a una plataforma de recogida y lectura de datos. La información que muestra es realmente útil a la hora de programar los riegos y que estos sean efectivos, es decir el equilibro preciso de agua de la explotación requiere (Capacidad de campo, Punto de recarga, Duración del riego, Evolución de la humedad del suelo, Evapotranspiración, Estrés hídrico del olivo, Frecuencia de riego, Balance hídrico, Riesgo de enfermedad y plaga).

Recomendaciones para el control del estado hídrico

- Mantener y controlar el estado hídrico del cultivo durante todo el año mediante un Sistema de Riego Inteligente. - Procurar la humedad constante del bulbo, principalmente en las zonas donde son más activas las raíces. Eso no implica riego desmedido, si no adaptarlo en aquellas épocas con mayor necesidad, tanto por la demanda de la planta como por las condiciones meteorológicas.

- Gestionar el riego de manera racional y precisa, REGAR SÓLO CUANDO EL OLIVO LO NECESITA, para evitar daño fisiológico de la planta que lastre la formación de fruto y por tanto la cosecha y reducir la probabilidad de enfermedades asociadas al encharcamiento como fitóftora, verticilosis…

- Con el riego podemos “modular” el tipo de aceite que queremos obtener tanto a nivel organoléptico (más o menos picante, amargo, dulce, compensado, equilibrado…) como sus componentes funcionales (polifenoles, fitoprostanos u otros componentes minoritarios…), los cuales podemos aumentar o incrementar su cantidad en los aceites en función del estrés hídrico al que sometamos al olivo.