El negocio de la paja

España es el primer exportador comunitario a otros países de la UE y a terceros países

Fecha: 25-Jul-2017

Fuente: Qcom

España es un gran país productor de paja, además de por el volumen de la misma, por su calidad, por el componente de fibra de la caña consecuencia de las condiciones climatológicas en las que se desenvuelve el cultivo de los cereales de invierno y hasta por su color, frente a la existente en países al norte de la Unión Europea. Se estima que la producción media de paja por hectárea se sitúa, en términos de peso, en el 40% de la producción obtenida de grano. Eso supone una cifra media en el entorno de los 1.000 kilos de paja por hectárea en un año normal. Considerando una superficie media de siembra cercana a los seis millones de hectáreas de cereales de invierno, la producción de paja esta campaña, consecuencia de la sequía, se podría reducir a unos cinco millones de toneladas.
Responsables de la empresa abulense Europaja estiman que actualmente, de ese volumen de paja, aproximadamente se recoge un 80%, por lo que esta campaña ofrecerá unas disponibilidades de unos cuatro millones de toneladas que se suman a unas existencias importantes de la campaña anterior en manos de los agricultores.
Esta campaña, el mercado de la paja tampoco ha sido ajeno a los efectos negativos provocados por la sequía en el sector de los cereales y los precios han registrado igualmente un incremento que podía ser muy superior en los próximos meses si no hay una buena otoñada en las zonas ganaderas extensivas más importante en vacuno de carne.
Los precios de la paja arrancaron la campaña con una cifra media de cinco céntimos de euros por kilo en origen y empacado, cifra que se situaba en los ocho céntimos kilo puesta en granja de ganadero para la paja de trigo y de once para la de cebada, aunque los costes de transporte son elevados pero muy variables en función de la distancia, precios que se van encareciendo semana tras semana ante el fin de la recolección y los resultados de la misma. Actualmente, a medida que se ha ido terminando la siega en el norte de las provincias de Burgos, Palencia y Álava, los precios ya han comenzado a subir hasta los ocho céntimos por kilo en origen y los doce a pie de explotación. Además, las mayores cantidades de paja que se obtienen en esas zonas por disponer de una climatología más lluviosa tienen en su contra ofrecer un color oscuro que no facilita una buena salida en los mercados. Para los precios futuros de la paja serán claves las condiciones climatológicas de los próximos dos meses y la existencia o no de una buena otoñada.
Por la calidad de su paja, España es un país importante exportador. Según los datos manejados por una de las grandes empresas del sector, la burgalesa Nual, aproximadamente se coloca en el exterior el 50% de la producción, un 10% se destina a la producción de combustible y la parte restante para el consumo animal, bien directamente en las explotaciones o vía las fábricas de piensos. En España es cada vez menor la demanda por el cierre o la reducción de cabezas en cabañas ganaderas extensivas frente al crecimiento o la estabilidad en otros tipos de explotaciones como avicultura y sobre todo en el porcino donde el consumo de paja es muy reducido o inexistente. En conjunto se estima que el negocio de la paja maneja cada campaña una cifra cercana a los 400 millones de euros.
El primer mercado para la venta de paja se halla en los países del norte de Europa como Holanda, Noruega o Dinamarca para diferentes tipos de explotaciones donde destacan las avícolas y, concretamente en el caso de Francia, las dedicadas a la cría de ocas. Otros mercados importantes son el italiano y el portugués, también para las explotaciones ganaderas. Fuera de la Unión Europea, en el sector de la paja destacan las exportaciones a los países árabes del Golfo. La venta de paja se ha sumado a la de animales vivos a los mismos países, especialmente de vacuno y ovino que engordan allí los operadores también con cereal y paja importada para un sacrificio ordenado de los mismos en función de las necesidades de su demanda y unas insuficientes infraestructuras de frío.
Capítulo aparte merecen las exportaciones de paja a Japón por la distancia y el coste que supone colocar allí la paja española que tiene una alta demanda por su calidad. Según los datos manejados por los operadores, el precio de una tonelada de paja español para un ganadero japonés se puede situar entre los 180 y los 200 euros toneladas a partir de un precio en origen-campo de 50 euros a los que se suman otros 30 euros por gastos de manipulación y picado y empaquetado en plantas, otros 20 euros por transporte a puerto de salida, transporte marítimo y la distribución en el país destino.
Las exportaciones de paja, tanto a los países árabes como a los del norte de Europa se llevan a cabo por marítima a través fundamentalmente de los puertos de Santander y del Mediterráneo. En la misma línea se hallan las ventas en aumento de paja al norte de Marruecos, un nuevo cliente, ante el crecimiento de explotaciones ganaderas modernas con similares necesidades que las españolas. Mucha de la paja que se envía a Marruecos se hace utilizando el retorno de camiones vacíos que han exportado frutas y hortalizas al resto de la UE.