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Marta García

07/01/14

FAO, PMA y FIDA unen sus fuerzas para reducir el desperdicio de alimentos

Alrededor de un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o desperdicia cada año, una cantidad que asciende a 1 300 millones de toneladas, suficientes para poder alimentar a 2 000 millones de personas.

Los tres organismos de la ONU trabajarán conjuntamente en el proyecto de 2,7 millones de dólares EEUU financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación destinado a reducir las pérdidas de alimentos en los países en desarrollo, que pueden ocurrir durante la recolección, elaboración, transporte y almacenamiento, como resultado de una infraestructura inadecuada o la falta de habilidades y tecnología.

En particular, el proyecto de tres años se centrará en la reducción de las pérdidas de cereales y legumbres como maíz, arroz, frijoles y caupís, alimentos básicos que juegan un papel importante en la seguridad alimentaria mundial y tienen un gran impacto en los medios de vida de millones de pequeños agricultores.

Según un informe elaborado en 2011 por el Banco Mundial, la FAO y el Instituto de Recursos Naturales del Reino Unido, las pérdidas de cereales solo en África subsahariana tienen un valor potencial de 4 000 millones de dólares EEUU al año y podrían satisfacer las necesidades alimentarias mínimas anuales de al menos 48 millones de personas.

A nivel mundial, el proyecto incluye el intercambio de conocimientos sobre las formas más efectivas para reducir las pérdidas post-cosecha y ayudar a los países a establecer políticas y regulaciones para reducir los desperdicios a nivel nacional y regional.

El proyecto identificará también los puntos críticos de pérdidas en las cadenas de suministro de legumbres y cereales en tres países piloto de África -Burkina Faso, la República Democrática del Congo y Uganda- e identificará y ensayará posibles soluciones a problemas como la recolección y el manejo ineficaz, niveles de humedad en el almacenamiento, ataques de ratas, pájaros y otras plagas, y daños causados por insectos.

Seguridad alimentaria

El proyecto de la ONU contribuirá a la vez al Objetivo de Desarrollo del Milenio de mejorar la seguridad alimentaria y al Desafío Hambre Cero lanzado en junio de 2012 por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, que incluye la “pérdida o desperdicio cero de alimentos” como uno de sus principales elementos.

"Cuando unos 840 millones de personas pasan hambre todos los días, tenemos la responsabilidad ética de garantizar que los alimentos que se producen realmente se consumen, y no se pierden o desperdician”, señaló Jong Jin Kim, Director de la División de Apoyo a los Programas de la FAO, hablando en nombre de las tres agencias de la ONU con sede en Roma. "La reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos -añadió- hará que estén disponibles grandes cantidades de alimentos adicionales, y a menores costes ambientales, lo que también es fundamental en vista de la necesidad de producir un 60 por ciento más de alimentos para satisfacer en 2050 la demanda de una población creciente".

Según la FAO, los 1 300 millones de toneladas de alimentos perdidos y desperdiciados cada año consumen 250 km3 de agua y 1 400 millones de hectáreas de tierra, y añaden 3 300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera terrestre.

“Al movilizar las fuerzas individuales del FIDA, el PMA y la FAO y gracias a la contribución de Suiza, creemos que el proyecto tendrá un impacto y una influencia significativa para estimular a los países miembros a tomar medidas para reducir las pérdidas de alimentos”, aseguró Kim.

La pérdida de alimentos se produce en su mayor parte en las etapas de producción -recolección, transporte y almacenamiento de los alimentos-, mientras que el desperdicio ocurre normalmente a nivel del minorista y del consumidor al final de la cadena de suministro de alimentos.

En total, las pérdidas y el desperdicio de alimentos representan alrededor del 30 por ciento de la producción anual de cereales, el 40-50 por ciento de los tubérculos, frutas y hortalizas, el 20 por ciento de las semillas oleaginosas, carne y productos lácteos, y el 30 por ciento de la producción de pescado.