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Irene Campos

21/07/13

Introducen modelos matemáticos para optimizar el control biológico de la plaga más dañina para el tomate

La Consejería de Agricultura y Agua, a través del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), desarrolla un proyecto que contempla la introducción de modelos matemáticos de dinámicas de poblaciones para optimizar el control biológico de la plaga más dañina para el cultivo del tomate, la Tuta absoluta.

El departamento de control biológico y protección de cultivos del IMIDA lleva cuatro años dedicado al estudio y aplicación de estos modelos matemáticos, en colaboración con el Instituto para la Biodiversidad y la Dinámica de los Ecosistemas (IBED) de la Universidad de Ámsterdam. El proyecto está en una fase muy avanzada y pronto se podrá ofrecer a los agricultores directrices concretas para establecer programas de actuación.

Según el director del IMIDA, Adrián Martínez, la Tuta absoluta “es una plaga de origen sudamericano que elige el tomate como principal hospedante. Se detectó en Castellón en 2006 y se expandió rápidamente por toda la franja mediterránea, en donde llegó a producir importantes daños en los cultivos”.

En este sentido, explicó que “la Tuta se instala en la hoja de la planta y hace galerías, por lo que reduce la capacidad fotosintética de ésta. La larva también perfora el fruto, lo que impide su comercialización. En la Región de Murcia su impacto ha sido considerable”.

Según Juan Antonio Sánchez, investigador del departamento de Biotecnología y protección de cultivos del IMIDA, hasta la aparición de Tuta absoluta los agricultores murcianos disponían de un programa de control biológico de plagas bastante conseguido. Estaba basado en la utilización de enemigos naturales, que mantenían a raya a la principal plaga que había entonces: la mosca blanca. No obstante, con la entrada de la Tuta el IMIDA tuvo que replantearse de nuevo todas las estrategias de lucha.

En un primer momento, los agricultores intentaron controlar la plaga por medios químicos, pero se comprobó que no era suficiente. Posteriormente, se empezó a trabajar con un chinche autóctono, que no es un depredador estricto, sino que cuando hay escasez de presas se alimenta entonces de la planta, con lo cual también puede llegar a originar daños en los cultivos si no se toman las medidas oportunas.

Según Juan Antonio Sánchez, la introducción de modelos matemáticos ha permitido diseñar estrategias óptimas de manejo, teniendo en cuenta aspectos como la evolución de las poblaciones de la plaga y del depredador y la cantidad de alimento que hay que suministrar a éste para que no cause daños en la planta, entre otros.

El equipo del departamento del IMIDA realiza ensayos en laboratorio para conocer todos los parámetros biológicos y posteriormente se verifican en campo. Los modelos matemáticos permiten predecir cómo va a evolucionar el sistema.

Introducción temprana en semillero

Otra técnica empleada en la lucha biológica consiste es la introducción temprana del depredador en semillero. De esta forma, la planta de tomate ya dispone de unas defensas y cuando llega la plaga puede controlarla a densidades mucho más bajas, antes de que se produzcan daños.

El Servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería también ha contribuido en gran medida al control de la Tuta absoluta, asesorando a los agricultores en la mejora de los sistemas de asepsia en los invernaderos de tomate, con buenos cerramientos que dificulten la entrada de la plaga, el uso de feromonas, trampas de captura y la liberación de depredadores.