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Jorge GdO

18/02/15

Jóvenes y con ganas: Los valientes emprendedores del campo

El campo español necesita jóvenes como ellos para garantizar un urgente relevo generacional; no es una empresa fácil, ni barata; por ello, se articulan medidas desde la Política Agraria Común (PAC) para animarles a que lleguen al territorio… y se queden.

Hasta 70.000 euros pueden conseguir los jóvenes como ayuda de primera instalación en el campo; los requisitos, “no tener más de cuarenta años, contar con la capacitación y la competencia profesionales adecuadas y establecerse en una explotación agraria por primera vez como su titular”, resume el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama). Los aspirantes deben presentar un plan empresarial coherente, pues solo algunos, los que tengan una mejor puntuación, obtendrán unos fondos por los que también asumen muchos compromisos. Son las comunidades autónomas las que convocan y conceden estas ayudas; en Andalucía, su publicación se espera para los próximos días.

Rocío Monsalves ha heredado 85 hectáreas de secano de su abuela en el municipio sevillano de La Luisiana; siempre ha tenido claro que el campo iba a ser su modo de vida, por lo que estudió administración de empresas y, a continuación, un máster sobre Dirección de empresas agrarias. ”Estoy encantada y feliz, aunque a la gente le choca, sobre todo por ser mujer y joven”, afirma, optimista con sus posibilidades y con el futuro que se le abre como agricultora joven.

Abel Domínguez es ingeniero agrónomo y tiene 40 años; trabajó como asesor e ingeniero en una empresa que cerró y ahora se plantea esta convocatoria como su “última oportunidad” para incorporarse. ”Es una ayuda muy complicada porque piden muchos requisitos”, explica, pero confía en poder realizar su proyecto, que incluye una explotación de ocho hectáreas de olivar en superintensivo y comprar ganado vacuno en Encinasola (Huelva).

María Luisa Álvarez (26 años) es licenciada en Administración de Empresas, pero no encuentra la estabilidad laboral que busca; por eso, se está planteando “otras salidas” como la de instalarse en el medio rural, del que su padre ha vivido con su esfuerzo, y acudió a informarse a un encuentro organizado recientemente por Asaja-Sevilla.

Los técnicos aseguran que hay que tener muy claro el horizonte final y que lo más importante es que, una vez consigan este paso de la primera instalación, pueden acceder a las ayudas directas.

En este proceso, en el de consolidación, se encuentra Triana Priego Pareja-Obregón, quien con 26 años lleva dos a cargo de una explotación de arroz en Isla Mayor (Sevilla). Estudió Bellas Artes y cuando tomó la decisión de ser agricultora veía el campo con una visión “pictórica” que tuvo que cambiar para poner “los pies en la tierra”.

En este sentido, reconoce que para integrarse en el difícil y competitivo mundo del arroz ha contado con la ayuda de los técnicos de Asaja, de su capataz y de su asesor técnico, con quienes ha aprendido a trabajar en el campo, una actividad “que te enseña a ser paciente, a que todo tiene su proceso”. Volvería, “sin duda”, a tomar esta decisión, asegura, y a los jóvenes que van a comenzar les advierte que “no es un premio de la bonoloto: cuesta mucho esfuerzo, pero es gratificante”.

Con el apoyo de la organización agraria COAG consiguió José Miguel Valverde (22 años) entrar en el mundo de los agricultores activos jóvenes con una explotación de Torrequebradilla, en Jaén; o Vicente Martínez (29 años), quien fue asesorado por UPA para hacerlo en la provincia de Jaén. Ambos jóvenes siempre han apostado por trabajar en el campo, al igual que su familia; ahora ya lo hacen por sí mismos.

Diferentes puntos de partida, proyectos y perspectivas que confluyen en un mismo fin: formar parte de la gran familia agraria, a la que le urge encontrar la manera de atraer a los jóvenes que tienen en su mano el futuro del sector.