La agricultura 4.0 como solución al hambre

En las próximas décadas, la población mundial crecerá alrededor de un 33%, lo que supondrá que para 2050, en el mundo convivirán unos 10.000 millones de personas, según el informe de Oliver Wyman ‘Agriculture 4.0: The Future of Farming Technology’. Si esto se cumple, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) prevé que la producción de comida deberá aumentar un 70% para dicho año.

Fecha: 20-Jun-2019

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Actualmente, 800 millones de personas sufren hambre en el mundo y alrededor de 2.000 millones tienen deficiencia de micronutrientes. Además, el 25% de los campos de cultivo se encuentra en estado de degradación. Malas prácticas, como la desforestación para crear dichos campos o periodos de barbecho inadecuados, y el cambio climático han contribuido a ello.

El desperdicio de alimentos por parte de las empresas y los hogares es otra de las cuestiones que contribuyen al problema del hambre. Se estima que entre el 33 y el 50% de los alimentos que se producen se acaban tirando. Los últimos datos de la FAO señalan que en España hay cerca de 600.000 personas en situación de inseguridad alimentaria grave.
Ante este panorama, el informe destaca la oportunidad que genera la llamada agricultura 4.0, que consiste en la tecnificación y digitalización agrícola. Este método pretende producir utilizando técnicas alternativas, como las plantaciones hidropónicas, el cultivo de algas que puedan servir como sustitutivo de otros alimentos o el trabajo de tierras desérticas y el uso del agua marina para el regadío.

Asimismo, el informe remarca que es imprescindible que la producción de alimentos también se pueda realizar directamente por parte de los consumidores. Ya se están llevando a cabo ideas como los huertos verticales, los cuales utilizan un 95% menos de agua que las plantaciones tradicionales y sirven para el cultivo de alimentos en zonas donde el suelo no es adecuado.

Además, otros avances como la impresión de comida en 3D se encuentran en pleno desarrollo, y en el futuro serán de gran ayuda para aumentar la producción en este sector. Los expertos creen que las impresoras que utilizan hidrocoloides (sustancias que forman geles con agua) podrían utilizarse para reemplazar los ingredientes básicos de los alimentos con renovables como algas, lenteja de agua y hierba.

Pero para que la agricultura 4.0 pueda servir como solución a esta problemática, necesita que otras industrias se involucren en los proyectos, incorporando técnicas y tecnología aplicable a los cultivos y otros aspectos del sector. Es el caso de los drones para el control de los campos y la nanotecnología aplicada a la conversión de fertilizantes y pesticidas en nanocápsulas con las cantidades estrictamente necesarias para las plantas.

La producción en el sector agrícola únicamente ha crecido un 3% en la última década. Esto se debe, sobre todo, a que el sector apenas disfruta de innovaciones, por lo que todo hace indicar que si continuamos con el plan actual, no se conseguirán los objetivos. La buena noticia es que el sector comienza a moverse, ya que la presencia de startups dedicadas a la tecnología agrícola ha crecido un 80% desde 2012.

Colaboración público-privada
"Aunque la tecnología forma parte de la solución al problema, los gobiernos deben ayudar a la consecución de los objetivos", destaca el informe. Deben tomar partida en esta problemática, asumiendo un rol principal y a través de programas estructurados, basados en la colaboración internacional pública y privada, que atraigan el talento.

Para cambiar el modelo actual, los gobiernos pueden, por ejemplo, reducir la dependencia de las importaciones que tienen sus países, fomentando así la producción propia de alimentos. Además, deben convertirse en exportadores no solo de productos, también de soluciones. Pero sobre todo y como objetivo principal, su actividad debería centrarse en aumentar la productividad y apoyar el cambio hacia una economía basada en la innovación y el conocimiento.


Dependiendo de la etapa en la que se encuentre el desarrollo tecnológico y la madurez de los actores, los gobiernos tendrán que actuar de una forma u otra. En el caso de empresas ya asentadas, su actividad implicará apoyo a través de asociaciones a largo plazo y acceso a los mercados, incentivos vía inversión directa y flexibilidad regulatoria.

Para las startups y actores emergentes, pueden ayudar facilitando trabajo administrativo, aprovechando sus conexiones o proporcionando capital e infraestructura