La agricultura ecológica aumenta la fertilidad de la tierra y reduce los gases de efecto invernadero

Un estudio llevado a cabo por científicos del Instituto suizo de Investigación de Agricultura Ecológica (FiBL), publicado en la revista Scientific Reports en febrero, ha servido para conocer los niveles de Carbono y Nitrógeno de la tierra y, por tanto, cómo la agricultura emite gases de efecto invernadero. Mediante el estudio de los flujos de óxido nitroso (N2O) y metano el estudio ha puesto en evidencia una reducción del 40,2% menos de emisión de N2O por hectárea en los sistemas ecológicos en comparación con los sistemas convencionales.

Fecha: 21-May-2019

Los autores respaldan esta tesis en el hecho de que importantes indicadores de la fertilidad de la tierra, como el pH, la materia orgánica en forma de humus y la biomasa microbiana tienen una correlación negativa con las emisiones de óxido nitroso.

Desde 1978 el ensayo ha comparado la producción biodinámica, ecológica y convencional de cultivos herbáceos, trigo, patatas, maíz o soja en un mismo lugar y con un diseño de prueba orientado a la práctica, con el objetivo de aclarar si la agricultura ecológica es viable, dada la presión natural de las malezas, plagas y enfermedades, y si produce rendimientos suficientes. A partir de 1990 el foco también se puso en cuestiones relacionadas con la calidad de la tierra.

El terreno investigado, situado en Suiza, se dividió en 96 parcelas en las que se fueron rotando los cultivos y se fueron probando diferentes niveles y tipos de fertilizantes o ninguno de ellos. Por tanto, se compararon dos sistemas de cultivo ecológico: biodinámico (con compost biodinámico) y ecológico (purín y estiércol compostados); con dos sistemas convencionales: el primero con aportes de estiércol, lodo y fertilizantes sintéticos, y el segundo con fertilizantes exclusivamente sintéticos. Por último, se probó un cultivo sin fertilizantes.

En términos de rendimiento, para los investigadores el sistema biodinámico ha tenido las emisiones más bajas de óxido nitroso, lo que demuestra que “renunciar a los fertilizantes químicos, sumado a la rotación de los cultivos y al uso de estiércol, permite conservar las funciones importantes de la tierra”.

Por otro lado, siguiendo la idea de que una tierra fértil es la base de toda agricultura, los investigadores también han estudiado los procesos ecológicos que tienen lugar en la tierra y por encima de ella, para conocer el impacto de los diferentes métodos de producción. Los resultados han mostrado que se pueden lograr rendimientos de alta calidad. Por ejemplo, la tierra trabajada ecológicamente contiene un 25% más de microorganismos y una fertilidad más alta que la convencional. Además, necesita entre un 30-50% menos de energía, tanto la directa (combustible del tractor), como la necesaria para fabricar fertilizantes y plaguicidas.

Han observado también que en el cultivo ecológico las plantas están más colonizadas por micorrizas, con un mayor número de hongos micorrízicos y un impacto positivo en la diversidad de artrópodos epigeos depredadores. Es decir, existe más biodiversidad con una producción ecológica que con la convencional.