Durante los últimos meses hemos podido contemplar distintos sucesos que evidencian que la Unión Europea tiene aún grandes pasos por delante para alcanzar los objetivos que persigue desde hace años. Más allá de las tensiones generadas entre los distintos Estados Miembros por el comportamiento de los mercados financieros y las grandes oscilaciones de la prima de riesgo de algunos países como España, el agro ha vivido en sus carnes los efectos de esa falta de coordinación y unión entre países europeos.

El caso de la acusación injustificada de las autoridades alemanas de la región de Hamburgo hacia las frutas y hortalizas españolas por la existencia de la bacteria E.Coli (o caso de la bacteria alemana, como nos gusta llamarlo a la gente del sector) o los recientes ataques de agricultores franceses a los camiones españoles con productos hortofrutícolas evidencian la falta de un espíritu común de desarrollo y cohesión territorial por el que tanto tiempo se lleva trabajando en la Unión Europea.

camiones

Da la sensación de que cada Estado Miembro entiende la Unión a su manera y plantea las reuniones y negociaciones en Bruselas con el pensamiento único de arrancar el máximo para su país, menospreciando así el interés común y espíritu colectivo con el que en sus orígenes se constituyó la Unión Europea. Se echan en falta verdaderos compromisos por parte de los distintos Estados Miembros en el desarrollo de políticas comunes eficaces en materia energética o fiscal por ejemplo.

El contexto global a medio y largo plazo exige una Unión Europea fuerte y unida para afrontar los nuevos retos que exigirán el desarrollo económico imparable de países como China, India o Brasil y los desafíos de desarrollo sostenible de los distintos paíss, asñi como la alimentación de una población en crecimiento exponencial y cada vez más exigente. ¿Será capaz la Unión Europea de salir reforzada de esta crisis? Ya lo veremos.