Las olas de calor pueden ser grandes aliadas del vino

Las altas temperaturas de la época estival afectan de manera muy relevante a los viñedos pudiendo favorecer la calidad de la vendimia.

Fecha: 14-Jul-2017

Fuente: Vinetur

Olas de calor como la que volvemos a tener esta semana o la que sufrimos el pasado mes de junio pueden afectar, de una forma positiva, a la calidad del vino y a la cosecha que en los próximos meses empezará su recolecta, según Vinissimus, ecommerce líder en Europa de vinos españoles.

Es en el mes de julio cuando, en el hemisferio norte, la uva está creciendo y llegando al envero, el proceso por el cual cambia de color y, al mismo tiempo, empieza a perder acidez y a acumular azúcares.

Es ahora la época de realizar la vendimia en verde o aclareo, hora de tirar al suelo el exceso de carga para que las uvas restantes concentren sabor y aroma.

La planta empieza a destinar todas sus energías a la maduración de sus frutos, por lo que una poda en verde que regule la superficie foliar puede ayudar también a la buena maduración, pero ¿qué ocurre si un exceso de temperatura entra a formar parte de este proceso?

Según el equipo de sumilleres de Vinissimus, en primer lugar, el estrés hídrico obliga a las hojas a cerrar sus estomas (poros) para evitar la transpiración y la pérdida de agua, lo que limita la fotosíntesis y provoca que la planta frene su proceso de evolución. Es aquí cuando los viticultores deben observar las hierbas de las cepas para determinar si las plantas necesitan riego (donde esté permitido).

Cuando la vegetación colindante es verde se considera que la viña puede resistir, mientras que una caída en su color puede llevarnos a pensar que las plantas necesitan agua.

No es recomendable regar después del envero, ya que la dosis de agua extra podría diluir la concentración de las bayas.



El "inconveniente" de exceso de calor puede resultar positivo para las cosechas, ya que los estomas que estén mínimamente abiertos favorecen la concentración de la uva, limitando su tamaño y favoreciendo la calidad de la vendimia.

Para que una cosecha sea perfecta, debe existir una diferencia notable entre el día, más soleados, y la noche, más frescas.

Si los granos se mantienen pequeños, su graduación resulta también contenida y su acidez extraordinaria, hecho que explica por qué en añadas muy cálidas los vinos se muestran especialmente vivos, aunque más escasos.

"No hay que temer en exceso a las altas temperaturas estivales, siempre que vengan acompañadas de noches frescas. Lo esencial es siempre el contraste. Habrá menos producción pero si se consigue una buena oscilación térmica entre el día y la noche, podremos disfrutar de vinos excepcionales", comentan desde Vinissimus.