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Miguel Lorenzo

09/07/13

Las prácticas agrarias sostenibles permiten un mayor cuidado del suelo

Se estima que durante el año 2011 se perdieron 24.000 millones de toneladas de suelo fértil en todo el mundo, lo que supone una media de 3,4 toneladas por habitante en el planeta.

La adopción de sistemas de manejo del suelo como es la agricultura de conservación, conseguiría reducir esta erosión hasta en un 90%, mejorando la calidad y fertilidad del suelo al incrementar su contenido en materia orgánica. De esta manera, también se mejora la biodiversidad y se favorecen las condiciones para el desarrollo de la fauna edáfica y se potencia el efecto sumidero del suelo aumentando el secuestro del carbono atmosférico.

El 7 de julio se ha celebrado el Día Mundial de la Conservación del Suelo, “sin duda un momento más que oportuno para advertir de que los sufridos suelos de nuestros campos son mucho más que el lugar aparentemente inerte que recibe la lluvia y compactan las extremidades de diversos animales o las ruedas de nuestros vehículos”, así lo explica Emilio González, de la Asociación Española de Agricultura de Conservación-Suelos Vivos (AEAC-SV), organismo miembro de la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), la agricultura de conservación “comprende una serie de técnicas que tienen como objetivo fundamental conservar mejor y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales, mediante un manejo integrado del suelo, agua, agentes biológicos e insumos externos”. En pocas palabras, se trata de unas prácticas agrarias sostenibles que persiguen una menor alteración del suelo y el mantenimiento de una cobertura de restos vegetales.

“Los suelos son verdaderas esponjas de agua, vida y nutrientes para las plantas que nos alimentan y visten y merecen ser cuidados con esmero por razones como la conservación de la biodiversidad, una mayor sostenibilidad de la agricultura y la mitigación del cambio climático”, comenta Emilio González. “Debemos tener en mente que la vida que hoy conocemos depende de una fina capa de 20 cm de suelo fértil y que para formar dicha capa son necesarios unos 4.000 años”.

Una fauna de gran riqueza

Aunque pasen desapercibidos, un suelo fértil contiene lombrices, hormigas y multitud de microrganismos (bacterias, hongos, etc). De hecho, y para hacernos una idea de la importancia cuantitativa de este tipo de fauna, el peso correspondiente a todos estos organismos presentes en una superficie igual a la de un campo de fútbol puede llegar a ser equivalente al de 15 caballos.

Por si eso fuera poco, la microfauna del suelo también es esencial como fuente de alimento para un gran número de aves y otros animales superiores. “Éstas son razones de peso para que los agricultores y ganaderos eviten su compactación después de las lluvias y limiten las labores a las estrictamente necesarias para sembrar los cultivos”, comenta Emilio González.

Sobre la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible

Nació en 2009, a partir de la Orden CIN/1728/2009, como un foro de trabajo, para el intercambio de información y conocimiento y para mejorar la percepción de las tecnologías aplicadas a las áreas agrícola y ganadera. Ha recibido el apoyo de diversas instituciones y está financiada por el MINECO.

La Plataforma Tecnológica entiende la agricultura sostenible como un modelo irrenunciable e incuestionable, con el que satisfacer las necesidades alimentarias actuales de los ciudadanos, garantizando la eficiencia productiva, la calidad de los productos y la seguridad alimentaria.

Para ello, es imprescindible el apoyo institucional tanto al avance tecnológico y a la investigación, como a la elaboración de un marco legislativo adecuado que posibilite la aplicación de estos avances.

El futuro del sector se cimenta en la investigación y el desarrollo tecnológico que contribuya al incremento de la productividad agroalimentaria a la vez que se asegure el mantenimiento y buen uso de los recursos naturales existentes, sin la renuncia del acceso por parte de los ciudadanos, con independencia de su clase social y situación económica, a alimentos con vistas a una dieta variada y a un precio asequible. La mejora en la agricultura y las innovaciones tecnológicas es la única baza para mantener el abastecimiento de alimento necesario para cubrir la demanda mundial, consiguiendo al mismo tiempo equilibrar los precios.