CHIL.org

Irene Campos

14/09/14

Lechugas y fresas cultivadas en la pared de casa

expansión de este tipo de instalaciones -ya se encuentran tanto en sedes de grandes empresas como en domicilios particulares- se produce en un contexto de creciente preocupación medioambiental a nivel mundial, que alcanza también al sector alimentario.

En Portugal, la moda de los productos ecológicos se ha instalado con fuerza y en los últimos meses es visible la rápida expansión de franquicias dedicados a ellos en exclusiva, mientras al mismo tiempo ocupan cada vez un mayor espacio en las estanterías de los supermercados.

Otra señal son la aparición de las huertas urbanas en las principales ciudades del país, una iniciativa que permite consumir alimentos producidos por uno mismo y ayuda a crear “pulmones” en el centro de las metrópolis.

Como alternativa para este nicho de mercado se presenta la empresa lusa “Minigarden”, nacida en 2007 y que por poco más de 40 euros promete llevar un poco de “verde” al interior de los domicilios de las familias urbanas.

Con un mecanismo modular que no exige obra y se adapta a cualquier espacio, el sistema vertical utilizado por esta compañía permite montar jardines en paredes tradicionales a través de macetas que cuelgan de éstas y permiten el cultivo de flores, frutas o verduras.

El 90 % de los ingresos proceden del negocio exterior y la firma lusa cuenta ya con clientes en más de setenta países repartidos por los cinco continentes, aunque es en Europa donde más vende.

De hecho, la fronteriza España es su principal mercado seguido por EE.UU y algunos países de América Latina, con presencia en Chile, Colombia, Ecuador, México y República Dominicana.

“Las urbes son cada vez mayores y las personas cada vez tienen más necesidad de tener plantas en casa. Dada la falta de espacio, las paredes verticales son una solución, y permiten albergar jardines o huertas”, detalló en declaraciones a EFE el director de mercadotecnia de “Minigarden”, António Rodrigues.

Con una estructura única y patentada que la diferencia de otras competidoras del mercado, el objetivo de la compañía pasa por ofrecer un producto que permita “cultivar alimentos o hierbas de una forma más eficiente, con menores costes de producción y mayor productividad”.

“Hoy en día, las personas desconfían de los alimentos que comen y cuando alguien puede consumir una lechuga que plantó por sí misma, sabe perfectamente lo que está ingiriendo”, recalcó.

Las ventajas de estas “paredes verdes” sobrepasan el ámbito de la alimentación, ya que según Rodrigues “ayudan a absorber el ruido” y permiten aumentar la eficiencia térmica del domicilio, además de suponer en su opinión una mejora estética, ya que los cultivos sustituyen las tradicionales paredes.

El portavoz de “Minigarden” destaca incluso el componente educativo de estos jardines verticales. “Las nuevas generaciones que nacen en las ciudades apenas tienen contacto con el ámbito rural, y muchas veces no saben ni cómo crece una planta”, lamenta.

La compañía portuguesa es uno más de los negocios creados en torno a la llamada “Revolución Verde” en el ámbito urbano, y que busca habilitar espacios para fomentar el cultivo lejos del campo.

Sus paredes visten desde locales de McDonald’s hasta habitaciones de hotel y sedes corporativas como la de Microsoft en capitales tan distantes y diferentes como Madrid, Hong Kong, Santiago de Chile o Abu Dabi, una “cascada verde” muestra de la comunión posible entre naturaleza y espacio urbano.