Mountain Cherry, la cereza de altura en Aragón

La cereza es una fruta de gran importancia en Aragón. Es la primera comunidad autónoma productora de España con 38.717 t en 7.900 ha, en la que destaca la provincia de Zaragoza. Alberto Pérez, agricultor aragonés y director de la empresa Mountain Cherry, aprovecha la altitud que caracteriza la comarca de Calatayud, en el pueblo de Olvés, para cultivar 65 hectáreas de cerezo denominado “de montaña”.

Fecha: 03-Apr-2019

Fuente: Innovagri

Alberto Pérez es la tercera generación de agricultores en una familia donde la agricultura de vanguardia y el arraigo por la tierra aragonesa siempre han sido los pilares fundamentales. Llegó al sector agrícola hace 14 años (con 33 años) sabiendo muy poco sobre el cultivo de cerezo, ya que desde los 19 años había sido guardia civil. “Cuando dejé de trabajar en la Guardia Civil, una de mis opciones laborales era seguir el negocio que había empezado mi abuelo. Por lo que me formé todo lo que pude. Mi objetivo era integrar las técnicas agrícolas más eficientes y adaptar el cultivo al nuevo tiempo”, apunta el agricultor.

En estos años y gracias al apoyo y la experiencia adquirida de familiares y amigos, Alberto ha ido perfeccionando su actividad, ha modernizado la explotación y ha creado la marca de cerezas Mountain Cherry, un nombre que, según explica el agricultor, representa a la perfección la ubicación de una zona de montaña.

Alberto destaca la importante transformación en regadío que han llevado a cabo, teniendo en cuenta que la zona, situada en la Sierra de Pardos, es de secano. Actualmente, en Mountain Cherry, el agua que utilizan para regar los cerezos proviene de aguas subterráneas mediante sondeos y/o de una balsa de regulación. Además, la instalación de riegos utiliza goteros autocompensantes y sondas de profundidad para optimizar el consumo. Actualmente, hay plantados 58.000 cerezos y están utilizando entorno a 25-30 litros por árbol al día. “Tenemos toda la finca telematizada con el objetivo de disminuir el gasto de agua y mejorar la rentabilidad”, destaca Alberto.

La calidad de la cereza Mountain Cherry
En los últimos años está aumentando mucho la introducción de nuevas variedades, lo que además de ampliar la oferta varietal, está produciendo que el periodo de recolección se alargue. Alberto destaca que están experimentando con algunas variedades en campos de ensayo, pero que, hasta el momento, no han descubierto nada que tenga mejores capacidades de adaptación que lo que ya hay.

Las variedades tardías de cereza que ellos cultivan son: Lapins, Skeena, Summerchan y Sweet Hear. “En Mountain Cherry cultivamos muy pocas variedades de cereza tardía pero nuestro punto fuerte es que lo hacemos a diferentes altitudes. Que la maduración de la cereza sea más lenta nos permite, aparte de servir al mercado nacional e internacional durante más tiempo, que el fruto sea más dulce y tenga un color más intenso, cumpliendo con las preferencias del consumidor”, explica Alberto.

Y es que, las primeras plantaciones de cerezo empiezan a 800 metros de altitud y terminan a 1.100 metros. La climatología es continental, con extremos, calurosos y secos veranos, e inviernos muy fríos con heladas habituales durante gran parte del año. La temperatura media anual es de 13ºC y la precipitación anual es de 425 mm. La cereza es un fruto muy susceptible y sensible a los cambios de temperatura y al calor, por eso, esta zona de producción posee unas características agroclimáticas especiales para el cultivo del cerezo, siendo una de las de mayor altitud de Aragón.

“El cultivo de cerezo requiere de una gran profesionalidad. El mercado exige una cereza limpia, roja, dura, que no esté marcada, y que el pedúnculo esté completamente verde, reflejando así su frescura”, declara Alberto. La selección que hacen de cerezas es de un calibre igual o mayor a 24 mm. El calibre se determina por diámetro máximo de la sección ecuatorial y para su comercialización las clasifican internamente en normal (de 24 a 26 mm), extra (de 26 a 28 mm) y súper-extra (mayor o igual a 28 mm). Esta fruta es muy delicada, por ello, requiere que el proceso de recolección sea manual. Según afirma el agricultor, la mano de obra se lleva casi el 70% del gasto de la producción.

De las 65 hectáreas dedicadas al cultivo del cerezo, 34 hectáreas están cubiertas con mallas antigranizo y a una altitud entre 800 a 950 metros, aportando un mayor nivel de dureza y de azúcar lo que marca el carácter y la alta calidad de sus cerezas. “Ya es el tercer año que utilizamos las mallas antigranizo y hemos notado una gran mejoría”, añade el agricultor. Además, para almacenar la cosecha recogida de más o menos tres días (100.000 kilos), la finca tiene una nave de 600 m2 con muelles de carga y cámaras frigoríficas.

Entre los propósitos de la empresa está integrar más maquinaria moderna. A corto plazo Mountain Cherry se ha propuesto adquirir un equipo de de Hidrocooling para poder bañar la cereza según viene del campo en agua muy fría, con el fin de mantener aún más la frescura de la fruta y alargar la vida poscosecha.

Como objetivos a largo plazo, Alberto se ha propuesto adquirir una máquina de calibración de la cereza. Su producción está aumentando y quiere expandirse a mercados más exclusivos, con unas exigencias más concretas y unas medidas del fruto más exactas (más estandarizada).

Plagas y enfermedades del cerezo
Aunque la zona de la Sierra de Pardos está muy limpia y sana, los tratamientos de prevención y control de las diferentes plagas del cerezo resultan esenciales para mantener en un buen estado los cerezos. “Gracias a la altitud a la que producimos nuestras cerezas, nosotros hacemos menos tratamientos y más distanciados en el tiempo, a diferencia de otras zonas que tienen que aplicar de forma más continuada” destaca Alberto.

En cualquier caso, siempre están pendientes de la mosca de la cereza y el pulgón del cerezo, plagas que perjudican en mayor medida al cultivo.

La capacidad de adaptación de la mosca de la cereza hace que su zona de influencia se haya disparado en los últimos años, afectando a zonas de producción temprana. Ésta produce importantes daños económicos al depreciar el valor de la cereza. Las cerezas se vuelven blandas y su sabor empeora notablemente cuando la mosca está presente.

En cuanto al pulgón del cerezo, es la plaga más habitual y de mayor impacto en el cultivo. Llega un momento en el que los depredadores naturales del pulgón se ven desbordados por el crecimiento poblacional del mismo, siendo necesaria la aplicación de los tratamientos de control autorizados. Los daños producidos por el pulgón repercuten en la calidad de la cereza, madura más tarde, se vuelve pegajosa, empeora su sabor y pierde valor comercial. Los brotes y hojas de cerezo se deforman y el árbol pierde parte de su vigor.

Además de las plagas de insectos, las enfermedades de tipo fúngico producidas por la acción de diferentes especies de hongos, también tienen un gran impacto en el cultivo del cerezo. Como es el caso de la Monilia, que puede afectar al fruto de manera muy seria. Éste afecta a la flor y al fruto dañando la producción de cerezas y haciendo a los frutos afectados no aptos para la comercialización.

 

Mountain Cherry en el mercado
El destino de comercialización de la marca Mountain Cherry se divide entre el territorio nacional y el internacional. El enfoque de mercado de la compañía está en aumentar la cantidad de fruta exportada. Hasta ahora, como principal destino, la compañía exporta a Portugal, pero su intención es llegar a China. “Actualmente, existe el protocolo de exportación para Sudáfrica y para Canadá, pero China todavía no tiene. También tenemos el certificado Globalgap y Tesco Nurture con los que podemos vender en los supermercados Tesco, el más importante de Inglaterra”, comenta Alberto.

Además, quieren empezar a vender su cereza por Internet pero es muy complicado por ser un producto muy delicado. “Ahora estamos buscando algún transporte con frigorífico que nos permita enviar a todos los puntos de España”, destaca Alberto.