Peste porcina africana: situación actual, epidemiología y presentación clínica

Una de las enfermedades víricas porcinas más graves, la peste porcina africana (PPA) está causada por un virus de gran tamaño de doble cadena de ADN que codifica para más de un centenar de genes.

El virus circula de forma natural en África entre los suidos salvajes (como el facóquero común, el potamoquero de río y el hilóquero) en los que no produce signos clínicos. Los cerdos asilvestrados (cerdos domésticos escapados) y los jabalíes europeos son igualmente susceptibles a la PPA, que no muestra preferencias de edad o género. Los humanos no son susceptibles a la infección por el virus de la PPA (PPAV). Las principales vías de transmisión son la oronasal, tras contacto con excreciones de cerdos infectados, o mediante la ingestión de carne de cerdo u otros productos contaminados (sobras de comida) que contengan el virus. Para complicar más las cosas, en las áreas con presencia de garrapatas blandas del género Ornithodoros (también conocidas como tampán), la transmisión mediante estos vectores puede influir enormemente en la persistencia del virus y complicar los esfuerzos para su erradicación.

En un entorno adecuado, rico en proteínas, el PPAV es estable en un amplio rango de temperaturas y pH. Esto significa que no se inactiva por la putrefacción, la maduración ni la refrigeración de la carne. Como consecuencia, el virus sobrevive en excreciones, canales, carne fresca y en ciertos productos cárnicos; por ejemplo, PPAV puede permanecer infeccioso durante, al menos, 11 días en heces, durante meses en médula ósea, durante 15 semanas en la carne refrigerada (y probablemente más en la congelada), y entre tres y seis meses en jamones y embutidos curados que no han sido cocinados o ahumados a una temperatura elevada. Esto tiene una implicación muy importante en la diseminación de la PPA. La carne de cerdo cruda, seca, ahumada o salada, la sangre, las canales y la harina de carne son potencialmente infectivas si se alimenta a los cerdos con ellas y/o se tiran a vertederos donde los cerdos tengan acceso. Cocinar la carne a 60 C° durante 30 minutos inactiva el virus. Las cepas de PPAV difieren en virulencia y pueden generar una gran variedad de presentaciones, desde formas hiperagudas a crónicas. También hay una gran variedad de signos clínicos, la mayoría son los típicos de una fiebre hemorrágica que afecta a múltiples órganos. Algunos genotipos, como el genotipo II, que actualmente circula en Europa del este, provocan una elevada mortalidad, de hasta el 100% en cerdos domésticos y jabalíes. Los signos clínicos aparecen tras el periodo de incubación que varia entre 5 y 15 días. Normalmente el primer signo clínico es una fiebre elevada (> 40 °C), acompañada por depresión y pérdida de apetito. Otros signos clínicos incluyen el enrojecimiento de la piel de las orejas, abdomen y patas, dificultad respiratoria, vómitos, hemorragia nasal o rectal, diarrea y muerte en 2-10 días. A menudo también se describen abortos. Los hallazgos en las necropsias se caracterizan por hemorragias en órganos internos, particularmente en los linfonodos, bazo y riñones. Las formas menos virulentas del virus producen síntomas menos intensos. En cerdos que sobreviven a la infección, la viremia puede persistir durante semanas (hasta seis meses) y los animales recuperados presentan cierto riesgo ya que el virus se ha podido aislar a partir de tejidos. Es importante hacer hincapié en que, a partir del examen clínico, sólo puede sospecharse de PPA, ya que otras enfermedades graves pueden producir signos clínicos parecidos, la más importante es la peste porcina clásica (PPC), per también el mal rojo, la salmonelosis, la pasteurelosis septicémica y otras septicemias bacterianas, envenenamientos, etc. Por lo tanto, un diagnóstico final sólo puede obtenerse con un análisis laboratorial, mediante detección del virus y/o de anticuerpos.

Los 22 genotipos identificados actualmente circulan en el África subsahariana, donde la PPA se considera endémica en la mayoría de países. Pese a esto, la enfermedad sigue creciendo dentro de África, propagándose a nuevas zonas, impulsada por el enorme crecimiento del sector porcino. El virus se ha detectado fuera de África desde los 1950s hasta los 1980s en Europa, el Caribe y Brasil, sitios en los que se ha controlado con éxito, excepto en la isla italiana de Cerdeña, donde todavía persiste. Sin embargo, desde la introducción en Georgia en 2007, desde donde se diseminó rápidamente a través del Cáucaso (Armenia y Azerbaiyán) hacia la República Islámica de Irán y la Federación Rusa. En los últimos dos años, la enfermedad se ha extendido hacia el oeste, entrando en primer lugar en Ucrania y Bielorusia y, más recientemente, en la Unión Europea (Lituania y Polonia). La implicación de los jabalíes todavía complica más el control de la PPA, pese a que el alcance de su rol epidemiológico aún no se ha definido claramente. Podría concluirse que la PPA ya se ha establecido firmemente (endémicamente) en algunas áreas del Cáucaso y de la Europa del este, donde está causando considerables perturbaciones en el comercio, además de tener un efecto devastador sobre los pequeños granjeros.

Sources:

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