CHIL.org

Marta García

16/10/13

Según la FAO la ganadería ecológica podría alimentar al mundo sin dañar el ecosistema

Es lo que se concluye de un estudio publicado por varios investigadores de la FAO en colaboración con el instituto suizo FiBL, en busca de un Modelo de Sostenibilidad y Ganadería Orgánica (SGO). Según la tendencia actual, alimentar al ganado con piensos concentrados ha llevado ya a una mayor presión sobre las tierras cultivables, genera graves desequilibrios entre diferentes regiones y en cuanto a los animales se da una mayor presencia de enfermedades y una clara reducción de la longevidad media, al margen de otros problemas. En cambio si el Modelo SGO a plantear fuera factible a nivel mundial tendríamos un mejor uso de tierra y alimentos y menor impacto ambiental.

Para el estudio han partido de los datos del período 2005-2009, y a partir de ahí se han desarrollado cinco hipótesis. La primera es la situación que según la FAO se daría en el año 2050 si seguimos por el camino actual, con piensos concentrados y ganado estabulado. La hipótesis 2 es la que se daría si se reduce la alimentación del ganado con piensos concentrados en un 50 %; la hipótesis 3 con un sistema de cultivo similar a la hipótesis 2, pero con la prohibición completa del uso de piensos concentrados; la hipótesis 4 supone la adopción de la ganadería ecológica, pero permitiendo los piensos concentrados ecológicos; y la hipótesis 5 con una producción totalmente ecológica y sin piensos concentrados.

Los resultados indican que las 4 primeras hipótesis conllevarán problemas ambientales, además de socavar el fundamento mismo de la producción alimentaria. El 60 % de las tierras agrícolas del mundo son actualmente pastos, y además de ser alimento para el ganado realizan funciones ecológicas determinantes: absorben CO2, mantienen la fertilidad, la biodiversidad, en definitiva el ecosistema. Con una simple ordenación se podría aumentar los recursos de pastos sin poner en peligro bosques ni recursos naturales. Por otra parte, cada vez más consumidores están dispuestos a pagar más por un sistema agrícola que aporte mejores alimentos con un mayor cuidado del entorno, no solo para la carne sino también para lácteos y otros productos (estiércol, compost) y destacan que de todas formas el consumo de proteína animal debe equilibrarse, devolviendo protagonismo a otros alimentos como las legumbres.