Sinergias necesarias para la conservación en fincas de variedades locales

La Conservación de los Recursos Fitogenéticos es un elemento clave para mantener la biodiversidad agraria y para mejorar la resistencia de los sistemas agrarios al cambio climático, reduciendo su susceptibilidad a estreses ambientales, a plagas y a enfermedades.

Fecha: 17-Apr-2020

La reducción de la biodiversidad agraria ha implicado que muchos de estos recursos ya no se cultiven, de modo que una gran parte de las variedades locales españolas habrían desaparecido si no se hubiesen conservado en los bancos de germoplasma de la Red de Colecciones.

Durante años, nos centramos en la parte de la emergencia consistente en evitar la pérdida de recursos fitogenéticos, recolectando y conservando ex situ, sin atender suficientemente a la conservación dinámica de las variedades locales en finca (“on farm” o “in situ”), que continúa la evolución que han dirigido los agricultores durante centenares de años.

Aunque agricultores, asociaciones de agricultores y asociaciones conservacionistas con interés en recuperar variedades locales, han recibido muestras, las cantidades suministradas han sido muy pequeñas, lo que se adaptaba muy mal a cultivos extensivos como cereales de invierno y leguminosas y no colaboraban en evaluación primaria.

 El Centro Nacional de Recursos Fitogenéticos (CRF) del INIA, es consciente de la necesidad de integrar las actividades de conservación “in situ” y “ex situ”, así como de crear sinergias y colaboraciones concretas. Por ello, dentro de las actividades del primer Plan de Actuación del Programa Nacional de Conservación y Utilización Sostenible de los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación (Orden APA/63/2019), está llevando a cabo una iniciativa para incorporar como miembros asociados a la Red de Colecciones, a los agricultores, a sus asociaciones y a las empresas del sector, para que así puedan colaborar en evaluación primaria.

Se entrega una cantidad suficiente como para multiplicarlas en las condiciones reales de cultivo, de modo que estos miembros asociados colaboran aportando diferentes datos: de rendimientos, por ejemplo, en condiciones de bajo input, de comportamientos frente a condiciones climáticas adversas, plagas, enfermedades o malas hierbas, así como sobre calidad organoléptica; lo que favorecerá, además de su conservación en finca, su utilización y la incorporación de nuevos usuarios.

De las más de 22.000 accesiones de las colecciones activas de cereales y leguminosas del CRF, se han seleccionado algunas de cultivos extensivos con buen rendimiento u otras características interesantes.

Se ha iniciado ya la multiplicación de algunas variedades y se pretende seguir cada año con esta actividad, manteniéndose el material multiplicado en buenas condiciones de conservación, desecado, a -4ºC, en paquetes de unos 2kg envasados al vacío, y disponibles para su utilización en cultivos mecanizados.

Este tipo de colaboraciones voluntarias requerirán su solicitud formal, tendrán en cuenta las recomendaciones de organizaciones de conservación “in situ” y “ex situ” y, en definitiva, estarán amparadas por el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación.

Además, estarían alineadas con los objetivos de desarrollo sostenible ODS 2 (Hambre cero), al facilitar el uso por los agricultores de variedades locales, y con el ODS 15 (Vida de Ecosistemas Terrestres), al favorecer la estabilidad de los Ecosistemas Agrarios aumentando su biodiversidad.

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