Las encinas de las dehesas están condenadas a la extinción a largo plazo

Agripa

20/11/14
Resumen

Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales advierte de que la fragmentación del arbolado y la presión sobre los animales dispersores de las bellotas impiden su regeneración

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La dehesa es uno de los ecosistemas emblemáticos de España. Pero estas extensas áreas de pastos vigilados por soberbios ejemplares de encinas adultas, están condenadas a desaparecer. «El encinar fragmentado y adehesado acaba creando bosques fósiles que terminarán muriendo, independientemente de la salud de cada árbol», asegura el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) del CSIC, Mario Díaz.

Los investigadores del MNCN han comprobado que el adehesamiento y la fragmentación de los encinares mejora la salud de los árboles y aumenta su fecundidad a corto plazo, pero produce un colapso del sistema a largo plazo porque la fragmentación del arbolado dificulta la dispersión de las bellotas e impide la renovación de las encinas.

Cambio climático y falta de matorral El cambio climático, además, podría influir en la relación entre las encinas y los animales encargados de dispersar las bellotas. Ratones y arrendajos se alimentan de bellotas, dejando que las que se han llevado y no pueden comerse fructifiquen y se conviertan en un nuevo árbol. Pero estos los arrendajos sólo pueden sobrevivir en zonas boscosas y la falta de matorrales en las dehesas hace a los roedores muy vulnerables a los depredadores.

La sequía desacopla los ciclos de animales y árboles Por otra parte, las sequías producidas por el cambio climático puede producir un desacoplamiento de la relación entre animales dispersores y encinas. Las bellotas caen en noviembre y diciembre pero la época reproductiva de los ratones se retrasa más así que, cuando hay más bellotas en el suelo la actividad de los ratones se reduce y, por lo tanto, la dispersión también. Afortunadamente, aún hay tiempo para paliar esta situación. «Dejando que crezca matorral en zonas determinadas durante unos años o creando corredores donde ratones y arrendajos encuentren lugares protegidos para dispersar las semillas», explica Díaz, se puede evitar ese colapso de las dehesas a largo plazo.

Fuente ABC